jueves, 14 de mayo de 2015

REAL SOCIEDAD REAL





REAL SOCIEDAD REAL 





Como se dice siempre... desde que el mundo es mundo y el mono era ya casi humano, posiblemente ya existieran las injusticias, las envidias y las burlas, pero cuando aun no sabían hablar, trataban de hacerse entender entre ellos bufando, gritando y agrediéndose con mamporros y golpes de hueso, siendo el que salía mejor parado, quien se quedaba convencido de su superioridad y atribución del mando, ante los lamentos y gemidos del vencido. 


El alarido, debería ser tratado con el respeto y la seriedad debida, puesto que, con sus variedades tonales y volumétricas muy posiblemente fue la primera manifestación fónica individual o colectiva del Homo Sapiens, que ha llegado integra hasta nuestros días, prácticamente en sus dos variantes principales, totalmente opuestas: el clamor de protesta por el dolor, el hambre y la injusticia, y el grito de triunfo o victoria, acompañado de los golpes de pecho del resistente abusón. 


En el caso primero, el autor de un grito emitido a una velocidad media de 330 metros por segundo en medio de la sabana, no tenía demasiadas expectativas de ser escuchado, porque además de hambriento o dolido, posiblemente estuviera débil, y aún constituyéndose en grupo y aumentando su intensidad, las posibilidades quizás fueran aún menores, puesto que al ser mayor el numero de demandantes, el problema resultaba mas difícil de solucionar por parte de los oyentes, quienes obviando cualquier intención de alivio, estarían bastante mas preocupados por su propia supervivencia. Aún no tenían muy arraigada la compasión, aunque actualmente, también en gran parte, se sigue poniendo oídos sordos a millones de lamentos de semejantes, que no llegan a los mínimos de alimento, salud y dignidad. 


Sin embargo, el grito de triunfo, emitido generalmente por el vencedor después de una masacre, en no pocos caso si pasaría a la Historia, ya que esa expresión victoriosa, se ha llegado a perpetuar plasmado en forma de coronas, cetros, arcos de triunfo, monumentos, esculturas, etc., con una desproporción casi infinita con respeto a los quejidos de los que reclamaban ayuda. Para mantener la soberbia y el vanidoso orgullo, siempre hubo más cómplices que para escuchar los lamentos, aunque los griegos, poseedores de una gran cultura y sensibilidad, denunciaron en su teatro las grandes tragedias del pueblo. 


Como defensa ante los castigos, penas, penitencias desproporcionadas y otras malicias cotidianas, se fueron inventando, para propia satisfacción y molestias al oponente, palabras y vocablos mal sonantes, groseras y procaces, que fueron pasando a posteriores generaciones tradicionalmente por vía oral, proporcionando jugosas frases al pueblo, con respecto a la protesta contra el abuso y la opresión. 


Pasado mucho tiempo, ya en la Edad Media, llena de reyezuelos, nobles, religiosos y déspotas de todo tipo, las diferencias sociales y culturales se acrecentaron, con lo cual, también se manifestaron mas las ganas de despotricar y criticar a la tiranía, lo que hizo enriquecer mas el dialogo con vocabularios nuevos, al contar con la colaboración inestimable de juglares, buhoneros y cómicos. Pero cuando la escritura y la expresión gráfica llegaron a los conventos, los monjes que transcribían las historias y leyendas, no se atrevían a dejar plasmados ciertos epítetos insultantes en los escritos y solamente algunos mas osados hacían dibujos groseros y representaban obscenidades con expresión de estar gritando o aullando, atribuyéndoselas siempre a figuras deformes, animales o demonios. Por parte del pueblo, solo algún anónimo "letrado" rebelde, osaría dejar algún pasquín en lugar visible. 


Así fueron pasando los años. La aparición de la imprenta, supuso un paso gigantesco a la difusión de la cultura y el pensamiento, pero tuvieron que pasar bastantes lustros, para que aflorasen los críticos y las opiniones encontradas, hasta que empezaron a aparecer las primeras máquinas y elementos que facilitaron la comunicación y el intercambio de ideas y culturas, aunque la miseria y el dolor, seguía ocultándose y apartándose de los favorecidos, para no incordiar su conciencia. 


La cruel Revolución Francesa, la no menos drástica Revolución Rusa, o la aparentemente lejana de Mao, apenas separadas por un par de siglos, ocurrieron a causa de la ruptura del encadenamiento continuo de injusticias, miseria e ignorancia. La andrógina personificación perfumada y divinizada de la corona francesa, al igual que la estirada, derrochadora y cruel figura del Zar o los intocables mandarines, (casi todos escogidos por la divinidad y protegidos por los parásitos beneficiados), cayeron ante guillotina, paredón o cuchillo de una forma inhumana, sangrienta y revanchista a manos de unas multitudes ya cansadas de gritar, vociferar y aullar su abandono y olvido, pero cuyos ecos llegaban a la Corte, matizados y apagados por la dulce música de Mozart o Rimsky. Una vez más, la justicia popular se manifestaba de manera devastadora y aleccionadora hasta que la Libertad la Igualdad, la Fraternidad, empezaron a ser considerados como derechos inherentes a todas las personas. 


A partir del siglo XIX y sobre todo el en los XX, y XXI, los hombres listos y aplicados, enroscaron mas la mente, se fueron ampliando los medios de comunicación, se perfeccionaron las técnicas y se consiguieron mas posibilidades de que los pueblos nos acercáramos, nos conociéramos mas y hasta que intercambiásemos materias y alimentos que mejoraran las condiciones de vida, aunque algo mas calladamente también casi todos los países seguían fabricando o adquiriendo armamento a costa de inversiones ruinosas, en contra de la voluntad de una mayoría silenciada. 


La prensa, el teléfono, la radio y la televisión, al tiempo que el automóvil, el avión, etc., acortaban distancias, ampliaban conocimientos y posibilidades e incluso con la casi institucionalización de la enseñanza y la proclamación universal de los derechos humanos, ya parecía que el hombre había iniciado seriamente un proceso de civilización y educación sin fronteras, si bien las dos grandes guerras y las invariables guerras, guerrillas y enfrentamientos "menores", habían demostrado que, los siempre ocultos instigadores y promotores beneficiados por ellas, seguían manteniendo y ampliando su bienestar, desmigajando esporádicas ayudas y quiméricas ilusiones participativas entre el pueblo idiotizado y absorto en un supuesto bienestar, mientras que los gritos de angustia del desempleado, del hambriento , del desahuciado o del despojado seguían teniendo mucho menos alcance y trascendencia que esas frecuentes algaradas y bullicios de quienes adoraban a efímeros ídolos dioses y talismanes creados por el poder. 


Y en esa nuestra sociedad occidental, ya bien acomodada y comunicada, aparece un curioso y alarmante fenómeno de inversión: el Súper Homo Sapiens, se va separando entre sí, habla cada vez menos y se dedica a ver, oír y soñar ambiciosamente en todas las aventuras y posibilidades de progreso y lujo que se le muestra en las pantallas. Se introduce prácticamente solo en un vehículo, protestando contra la lentitud de los peatones que se mojan bajo la lluvia y cuando usa los transportes colectivos, se coloca unos auriculares y se aísla de sus compañeros de viaje o se dedica a mandar mensajes en el móvil, pero si es joven y aún le quedan restos de sociabilidad, se pasa algunos ratos con los amigos en un ruidoso Pub, comentando las últimas trivialidades a gritos, aunque casi nadie se entera de nada. Además, hasta se va olvidando el lenguaje, ya bastante empobrecido y se aprende la iconografía y la codificación, al estar cada vez está mas tiempo trabajando con el ordenador o tontamente sentado delante de la televisión, tragándose hasta los anuncios de comidas para gatos; no conoce, ni trata, ni le interesa saber nada de su vecino, salvo si cambia de coche. La política, le parece aburrida además de confusa y no sabe como participar en ella. No le dirige la palabra al camarero que le sirve el desayuno y ni tan siquiera soporta al compañero de trabajo, que en lugar de informarle de los próximos puentes festivos, necesita hablarle de sus problemas personales. 


Automóvil y ocio ruidoso, parecen ser las metas prioritarias en parte de la juventud actual. La vivienda, la familia y la cultura, son dejadas para más adelante y las miserias del mundo, quedan aún más lejos. No pocas denuncias y quejas de los murales y graffiti llamados populares, no suelen ser más que meras presunciones estilísticas y afanes publicitarios y también duele reconocer que en gran parte de las manifestaciones y huelgas también hay un trasfondo de manejo sindical, con calculadas influencias partidistas y compensaciones mercantiles. 


La libertad en una democracia es un derecho que parece permitir grandes coyunturas pero al mismo tiempo tolera y comete enormes despropósitos en la aplicación de la igualdad de oportunidades, puesto que los marginados, los emigrantes y los que tienen que trabajar 16 horas al día, no tienen mucha cabida en los medios de difusión, mas dedicados a mostrar las redondas pechugas de Miss Albacete, la sencillez del afamado político de la oposición comiendo lentejas o a introducirnos entre los cotorreos de artistas de medio pelo, que descubren las arrugas, pelucas y operaciones estéticas de alguna colega en decadencia . 


Aquel ilusionado y victorioso grito de TIEEERRAAA, de Rodrigo de Triana, pudo mucho mas en la Historia, que el clamor y llanto de los miles de indígenas que después fueron esclavizados o exterminados, pero unos cuantos siglo después, la prolongada y ridícula exclamación de un GOOOOL consumado por un futbolista millonario, tiene mas poder penetrante en la sensibilidad ciudadana que la fugaz visión del llanto de centenares de palestinos que han perdido familiares o su mísera vivienda tras un desproporcionado ataque. Vergüenza y aversión deberían manifestar los medios de difusión cuando difunden imágenes de las quejas y protestas por la persecución y exterminio de focas y ballenas, en comparación con la indiferencia que se manifiesta con quienes acogen, atienden y confortan a los cientos de engañados que llegan en pateras o pasan a través de cortantes alambradas ateridos de frío, muertos de hambre y miedo. 


No hay duda de que todo es importante y que todo puede ser motivo de emoción o de reacción, pero en una sociedad que se considera civilizada, debería exteriorizar mas abiertamente una escala de valores, prioridades y necesidades para ese ciudadano que bosteza, asegurado, situado y tranquilo se percatara de que, en gran parte, también es coautor y responsable de muchas de las quejas, voces, gritos y clamores que continuamente nos llegan como denuncia de la terribles diferencias que aún existen en nuestro mundo y que aún mas grave es que, nuestro entorno mas inmediato, justamente a nuestro lado, existen problemas de todo tipo en vecinos, conocidos, amigos e incluso familiares, que por no escucharles con la debida atención, no buscarnos complicaciones o pretextando un gran respeto a la intimidad, disimuladamente dejamos que se deslicen, musitando, como mucho, una especia de oración o sentimiento penoso e incluso esperando ingenuamente que se produzca una milagrosa solución. 


Y no queremos convencernos realmente de que si colaboramos con nuestro cómodo silencio, nuestra ignorancia, indiferencia o marginación, somos igualmente mantenedores, protectores o instigadores de todos los dominadores que triunfan apoyando sus garras en las espaldas de quienes tenazmente demandan la mas vital atención. 










CARLOS RODRÍGUEZ NAVIA. 


Set. 2003 


No hay comentarios:

Publicar un comentario