jueves, 14 de mayo de 2015

LOS MONOS ¿IMITAN AL HOMBRE?


LOS MONOS, ¿ IMITAN AL HOMBRE ?..


A pesar de las múltiples investigaciones de antropólogos y naturalistas y de su ininterrumpida búsqueda de datos para encontrar los verdaderos orígenes del hombre, excluidas las creencias y los mitos de las diferentes religiones, hasta ahora sigue siendo válida la teoría de la evolución en cadena de las diferentes especies de los seres vivos, teniendo en cuenta su mayor o menor estabilidad y las variaciones y mutaciones que se producen, después de millones de años, debidas en gran parte a la forzada adaptación a sus circunstancias, formas de alimentación, desvíos genéticos, etc.. Con esta teoría fundamentalmente darviniana, muy resumida, se viene a llegar a la conclusión de que al final de una larga cadena familiar de primates, prosimios, antropoides, etc., se encuentran el homo habilis, el homo erectus y el homo sapiens, etc. como, de momento, la derivación posterior de lo que, por abreviar, mas común, familiar y malamente, llamamos mono..

Los defensores de las leyendas de Adán y Eva, entre otras razones mas serias, aseguran que ese mal considerado antepasado, no ha logrado evolucionar en siglos. Ante tal afirmación, tendríamos que admitir que por supuesto ningún homínido ha logrado construir rascacielos, ni taparse con ropa y ni tan siquiera ha descubierto el fuego, pero también podríamos argumentar, de manera un tanto simplista, que cabe la posibilidad de que en su pensamiento, muy encubiertamente, no se hayan planteado esas necesidades y sigan manteniendo otra forma de vida mas feliz y mas adecuada a su entorno, puesto que solo imita o adopta ciertas condiciones que le sean favorables o divertidas, rechazando rotundamente todo experimento o privación de su libertad. En cualquiera de las casos y respetando toda investigación o convicción, es muy probable que estas actitudes sean similares al distinto planteamiento que existe entre las personas que piensan y buscan la verdad: hay quienes indagan e investigan los orígenes de las religiones, leyendas y mitos para intentar llegar a una fluctuante verdad con su incertidumbre constante, e irrefutablemente también hay otros que escuetamente buscan confirmar o reafirmarse en las creencias y devociones heredadas, sin querer discurrir, para mantener una feliz tranquilidad con premio asegurado por su fidelidad a la única verdad.

Buscando ejemplos comparativos de comportamientos, en un sentido figurado y crítico, podemos encontrarnos con casos evidentes y bastantes numerosos de personas de diferentes etnias con aparentes niveles de instrucción aceptable y con sus permisibles criterios sobre la personalidad, que sin embargo prácticamente actúan compulsívamente como los monos, o enfocado de otro modo, que suelen hacer lo que a ellos les parece que hace el mono imitando al hombre. Haciendo uso de un humor un tanto festivo y burlesco, podríamos acercar a la memoria algunos casos corrientes y comunes, algo caricaturizados, para intentar corroborar, cómo algunas actitudes de cierto tipo de personas, pueden producir seria dudas sobre quien imita a quien.

Nada tan parecido a un babuíno enfurecido, como la actitud de cualquier conductor, ante un atasco prolongado. ¿Pueden competir las miradas inexpresivas y la actitud babeante de los macacos despiojadores, con la de millones de personas que miran los anuncios de la TV con la cuchara a medio camino de su boca..?. El iracundo grito y el tamborileo en el pecho del orangután en celo, se quedan chiquitos junto al alarido y gestos del forófo que ha visto fallar un penalti a su ídolo de calzón corto. Tampoco podemos olvidar las contorsiones, muecas y piruetas de los gimnastas y atletas, para conseguir una décima de segundo menos o un centímetro más, que pueden resultar más jocosas que los alegres saltos de la Chita con Tarzán... Y ya, sin la menor frivolidad, podríamos finalizar analizando los “espectáculos” que nos ofrecen frecuentemente las pantallas de televisión, en las que solemos contemplar pasivamente como en casi todos los países y estados, hacen demostraciones de fuerza y dominio, mostrándonos con orgullo a sus respectivas masas uniformadas y descerebradas, incluso llamadas de élite, que han sido entrenadas para actuar con mas crueldad y furor que una irritada familia de mandriles acosados y hambrientos.

En nuestra vida cotidiana y dentro de una gran parte del comportamiento popular, con irrespetuosa comicidad y patética vergüenza, se puede observar el modus vivendi de cierto tipo de Homo sapiens faber, que está en continua evolución y revolución para remedar con admirable rapidez a la gran etnia norteamericana, quienes prácticamente parecen ser los que, en menos tiempo en la Historia, han despreciado a sus tatarabuelos monos, usándolos después en cohetes y laboratorios; se han olvidado de sus abuelos indios encerrándolos en alejadas reservas y han domado y moldeado a sus padres europeos, seduciéndolos con sus costumbres y con la tarjeta de crédito, librándose definitivamente de sus ataduras selváticas para convertirse en el mas perfecto y avanzado prototipo de Homo Oeconomicus

. En nuestro variopinto país, en donde convivieron durante siglos mas de tres culturas,( por supuesto también primitivamente descendientes del mono, pero con distintas circunstancias y condiciones), hemos logrado mantener vivos algunos usos y costumbres, enraizadas por la experiencia secular de haber resultado idóneas y adaptadas a nuestro temperamento y geografía. La dieta mediterránea, la conversación al aire libre, la siesta, etc., aún perduran, e incluso bastantes forasteros que nos visitan o que se establecen aquí, se han percatado de lo beneficioso y saludable que resultan, además de mejorar las relaciones y vivir con un mayor optimismo, reconociendo que el mejor método para reproducirse con éxito, es adaptarse al medio ambiente.

Pero también, desgraciadamente, gran parte de nuestro pueblo ha perdido y olvidado otros hábitos y prácticas, por creerlas incompatibles con el progreso y la evolución, sustituyéndolas por el puro papanatismo de hortera y la soberbia emulación del nuevo rico.

Y así como ocurrió, con menor repercusión, con el sombrero de paja, la boina, el bocadillo de anchoas, la bota de vino o el liar cigarrillos a mano, que se fueron dejando atrás por ser consideradas etapas de subdesarrollo y de una humillante condición social, casi a continuación y con mucha mas transcendencia, se fueron relegando otras dignas condiciones humanas muy propias y arraigadas, por tratar de imitar a ese otro tipo de monos ultramarinos, algo mas grandes, mas dominadores y que además, parecían superiores, mas eficaces y avanzados.

La hospitalidad, la camaradería y el compañerismo, la solidaridad, el respeto, la sobriedad, la hidalguía, la cultura y hasta nuestro humor, reconocidos y admirados durante décadas como valores y peculiaridades distintas en cada región…, casi todas esas características, a pesar de o quizás, por haber pasado por etapas de escasez y dificultad a gran escala, se fueron desmoronando y despreciado por una ridícula emulación grotesca de lo foráneo.

El pantalón tejano, la bebida en lata, y las hamburguesas, fueron los primeros signos externos inocentes para conseguir la liberación del mono y mas adelante, con la adquisición del automóvil, dejó de deambular en grupo y desenfadadamente con las extremidades y lo cambió por ser un viajero enlatado, entre independientes pero apretadas manadas, que se comunican por medio de bocinazos y miradas biliosas, desarrollando aún más la envidia comparativa. Posteriormente y con gran rapidez, se institucionalizó el trabajo en equipo empleando zancadillas y codazos, junto con la agresividad, la rivalidad sin misericordia y la ambición sin barreras, primándose como condiciones indispensables para una carrera ascendente personal, según los consejos de los asesores de empresas que se presentaron como magos del progreso burocrático y mercantil. El ser objeto de envidia, el presumir de derroche y la prisa por consumir el ultimo producto salido del mercado, se fue hermanando y asimilando como un estimulante práctico para elevar el nivel social y económico, proporcionar un buen puesto de trabajo y asegurar un porvenir mas próspero, más alegre y sobre todo mas parecido al ejemplar americano, que logró dominar y eliminar a balazos a King Kong, el gran mito desarraigado de su ambiente, que había llegado a enamorarse, e incluso a llorar.

El desprecio, el bulo y la calumnia junto con el cotilleo, el comadreo y el chismorreo chabacano, ya se presentan en los medios de comunicación, como ejemplos de eficacia investigadora y símbolos de libertad de expresión, aún utilizando sistemas que atentan contra los derechos más personales e íntimos, pero consiguiendo, por puro mercantilismo, que muchos exhiban miserias propias y ajenas, en pro de la fama y la popularidad. 

Los valores considerados anteriormente como inseparables del honor y del compromiso, pasaron a conceptuarse como anclajes y frenos del pasado, cuando los incentivos, los estímulos y las comisiones con condiciones, también formaban parte de la marrullería y del lenguaje comercial más actual y dinámico.

Había que dejarse de andar por las ramas. Había que imitar, admitir y acoger sin reflexión, todo lo que nos ofrece el sueño americano, con alegría y complacencia por ser condición indispensable del progreso mismo y de quienes marcan sus pautas, adoptando esa torpe obsesión ciega que le impide reconocer los errores y sus efectos y además no comprendiendo o despreciando a quienes censuran o rechazan tales tentaciones.

En los momentos actuales, en todo nuestra geografía, a pesar de existir leyes suficientes y organizaciones mentalizadas sobre la conservación del medio ambiente, realmente ya casi no queda autoridad local ni pueblo sensible, que ponga coto a la continua invasión de espacios considerados como pulmones vitales de la propia Naturaleza, puesto que lo único que intuyen es que, de momento, eso les proporcionara popularidad y grandes beneficios económicos. 

Con creciente velocidad se van deteriorando valles, montañas, bosques, playas, ríos y hasta la atmósfera misma está gravemente dañada. Se desarrollan urbanizaciones monstruosas en zonas casi desérticas o campos de golf en lugares en donde la precariedad del agua es más que evidente. Se derriban palacetes, casonas, casitas, frontones, mercados, pequeños comercios, talleres de artesanos, etc. para levantar magníficos y altísimos edificios en los que se hacinan las gentes y a donde los servicios de emergencia no pueden llegar. Entidades bancarias y grandes almacenes (los mismos y únicos), han ido arrinconando y desplazando a negocios más modestos y a oficios tan nobles como la alfarería, la ebanistería, la forja, el bordado, etc. a cambio de un creciente numero de técnicos parados, desilusionados y desmotivados, pero con relucientes títulos, certificados y masters y que en su propia desesperación y total olvido del pasado, llegan a culpar de su situación a la desatendida llegada de emigrantes del tercer mundo..., a los monos menores.....

Y una gran parte del pueblo, felizmente ofuscado, sigue adorando nuevos ídolos, adquiridos por unas sumas de dinero que no conseguirían varias generaciones de trabajadores, contemplando arrobados, entretenidos y divertidos como unos manejan sus piernas en el campo de fútbol; como artistas hacen reventar coches, aviones y personas en las pantallas o como cantantes sucios y disfrazados de pobre, actúan ante miles de jóvenes rebeldes, indisciplinados, independientes e inconformes, pero también inconsecuentes, que pagan cantidades elevadas por escucharlos en apretadas masas, desenfrenadas y atontadas por los watios, el alcohol y las drogas... aunque en otro momento, algunos de ellos sean capaces de exigir a la sociedad que se contribuya con el 0,7.....

Y muchos padres, pusilánimes, intransigentes o gazmoños se indignan con aquellos profesores que intentan dar una educación sensata y una formación humanista a sus mimados hijos púberes, llevándolos sin embargo a parques temáticos y atracciones, en donde se paga por pasar miedo y terror o para disparar con armas electrónicas de tremendo realismo, a invasores marcianos.





Y bastantes países, con gobiernos democráticos, abiertos y tolerantes, gastan dinero público, para advertir de los peligros del tabaco, previamente bien grabado con lógicos impuestos y sin embargo, disimulan y ocultan la fabricación de armamento, municiones y material militar, así como sus oscuros destinos y sus irremediables consecuencias.

Actitudes semejantes, caricaturizadas o no, se han ido extendiendo por el primer mundo durante los últimos años, en los que, disfrutando de una especie de paz aparente, arropada por el consumo ciego, el resplandor, la velocidad, y la felicidad virtual, se ha conseguido que la realidad de otros mundos, la carencia, la sed, el hambre y la progresiva miseria, no sean mas que meras visiones inoportunas y desagradables, introducidas a ráfagas, entre constantes anuncios e imitables mamarrachadas. 

Y lo malo de todo esto, no es que seamos o no seamos monos o primates o personas.. Lo grave es, que parece que nos entendemos cada vez menos aunque los medios de comunicación sean mayores. Que nos tratamos menos aunque cada vez estemos mas apretados y que dedicamos menos tiempo a conocernos, a convivir y a compartir, aunque vivamos muchos mas años y tengamos mas de todo. No hay que poseer una gran cultura ni una formación académica, para saber que la independencia no quiere decir que no se necesite de las demás o que el despilfarro sea el mejor símbolo del progreso,,,, y quizás, muchos dirigentes, necesitarían hacer una pequeña reflexión para advertir, que el hombre fue progresando cuando aprendió a ser más gregario, a compartir, a dosificar y a distribuir su bienestar entre todos, impulsado a seguir discurriendo constante pero serenamente y por ende, a admitir esas posibilidades en otros....porque el desprecio a los demás o el gobernar amparado en el poder y basados en el miedo, no es mas que otra regresión, otro paso atrás, al horror y a la miseria silenciada.

Pero lo peor de todo es que, si comentas con muchas personas estas inquietudes y zozobras que te asaltan con bastante frecuencia, te pueden amargar aún mas la existencia, tratando de desengañarte de los grandes peligros que tienen esos conceptos de universalidad y de hermandad utópica y además te advierten, que saben de muy buena tinta que, cuando el gran jefe del Homo Americaniensis se enfada y se cabréa, empiezan a mostrarte en la televisión aviones, barcos y tanques con cabezas atómicas de muchos megatones, además de satélites con rayos láser, que podrían hacer estallar en mil pedazos este globo azul que gravita tranquilamente por el Universo, para que así, después de vista y comprendida la enseñanza, llegues a adorar y admirar la responsable actitud y la mano firme de ese gran chaman que, con solo apretar un botón, puede mandar a hacer puñetas, miles de años de evolución...

Y con todo eso, se puede conseguir que muchos crean que él es la mano de Dios... y que podrían volver los dies irae, el castigo del Diluvio, Sodoma y Gomorra, aún mejorados, ampliados y televisados en directo, con las mejores técnicas del mono avasallador, depredador y engreído que incluso se cree muy humanizado y evolucionado.


¿Realmente, es el mono un imitador del hombre?............... 





CARLOS RODRIGUEZ NAVIA.

Octubre 2002



El hombre ambicioso y el mono, se parecen en que...
cuanto más suben, mas enseñan el trasero. 

Bacon.

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